Usar ropa de cama, tener estilo y elegancia no son solo cosas de damas. Pero más allá de eso, hay que mirarlo de la forma práctica, un hombre que duerme en pijama puede salir de su edificio en mitad de la noche por si acaso una emergencia.
Un buen traje, una linda corbata o un pañuelo para ofrecer cuando haga falta, describen al hombre de hoy que se distingue en carácter, de éxito no solo aparente, sino que construye con hábitos incluso a la hora de dormir, como todo un caballero.
Elegancia Hasta para Dormir
Llegó la hora del descanso, dormir en un buen sueño reparador es fundamental para tener un día productivo y con todas las energías necesarias para desarrollar toda la actividad que se requiere durante el día.
A veces le prestamos mucha más atención e importancia a detalles cotidianos como un buen teléfono o un automóvil del año, pero olvidamos por completo renovar el colchón o contar con un buen pijama, un asunto para nada banal, por cierto.
Un Hombre Con Estilo
Cuidar hasta el último detalle, ese es el pensamiento y actitud de un hombre con estilo. Que además descarta cualquier asomo de dormir sin ropa, el hombre que ha triunfado duerme con pijama. Un buen ejemplo de hombres que marcaron tendencia, Hugh Hefner.
El magante creador de Playboy, que se dio el lujo de ostentar una vida en pijama, nada más y nada menos que por 91 años con un fino sudario de seda, una mansión y una vida sin restricciones de ninguna clase. Entonces, detrás del pijama viene el status como símbolo.
Símbolo de Status
Como dato interesante, a lo largo de toda la historia del mundo moderno occidental, sucedía que la gente se largaba a la cama con solo la ropa interior que había usado durante todo el día. Datos históricos indican que fue entre el Renacimiento y el Barroco, cuando se produce un cambio bastante radical de mentalidad donde las clases opulentas comienzan a distinguir entre la ropa de día y la de noche.
Haciendo un poco más de historia todavía, a finales del siglo XVI, optar por ropa un poco más cómoda para el descanso nocturno, y el concepto de que la ropa diurna al acabar el día equivalía a un lujo que había que cuidar se hizo más notorio. Pero, el verdadero cambio llego con la Revolución Industrial, cuando el uso del pijama comenzó a hacerse realmente masivo gracias a la sustitución del lino por el algodón.
Fue entonces cuando a partir de los gloriosos años 20, por demás una década significativa, decadente, hedonista y supremamente vivaz de la historia, el modelo de pijama masculino queda fijado para siempre hasta nuestros días.
Ritual de Descanso
Ta cual, resulta que ponerse el pijama es uno de los estados mentales más importantes que predisponen a dormir, lo que favorece conciliar el sueño pues es muchísimo más efectivo que él te de manzanilla o el vasito de leche tibia.
Sólo cuando se ponga el pijama estará preparado para irse a dormir a la cama; pues desde el inconsciente se entiende que se trata de ropa de cama que está especialmente y exclusivamente hecha para dormir, por lo que en definitiva representa una señal inequívoca enviada al cerebro de que es el momento del descanso nocturno.
Aunque en algún sentido pueda sonar un tanto extraño, el pijama le aporta estabilidad a la vida, con hábitos, con orden. Entonces, el hombre que duerme en pijama de hecho afronta un tercio de su día como debe ser. Y es así como solo ponérselo es un pequeño pero muy trascendente ritual que denota el más serio respeto por un descanso en condiciones e interés que demuestran la importancia en el aspecto personal.
Un Merecido Descanso
Un hombre que duerme en pijama despierta listo para enfrentar los retos de un excelente día, por supuesto acompañado de un buen desayuno. Un hombre que duerme con pijama puede levantarse en mitad de la noche si le toca, aun en el más frio de los inviernos y estar perfectamente abrigado. Un hombre que duerme en pijama, pero un buen pijama, dará la mejor impresión en cualquier circunstancia.
Donde la cama además, como un espacio de comodidad y descanso, también resulta ser uno de los lugares menos higiénicos de la casa, esto debido a que a diario se pierden varios gramos de piel y células muertas. La capa externa de la epidermis se renueva cada 2 ó 4 semanas en promedio.
Por lo tanto, considerando que de la piel se desprenden a diario millones de células muertas que seguro van a parar a la sábana si no existe el pijama de por medio. Ni se diga si además en la cama se acostumbra comer, por cierto, otro muy mal hábito. El descanso en un lecho con sabanas limpias y frescas recién cambiadas es un placer auténticamente único; donde el pijama funciona como barrera perfecta contra los gérmenes que habitan en ella.
La Cultura del Pijama
Como hombre de hábitos y buenas costumbres, habrá una serie de consideraciones a tomar en cuenta, de ahí que algunos mandamientos en esta gloriosa cultura comienzan por tener al menos dos buenos pijamas, con una semana de uso para cada uno.
Por otro lado, se trata de ropa de dormir, no para salir a comprar a la esquina y tampoco para desayunar. A la hora del viaje de negocios, lo primero en el equipaje deben ser el par de pijamas, pues nunca se sabe, bien dicen que hombre prevenido vale por dos.
A la hora de prescindir de una parte del pijama, que sea la de arriba, pantalones y torso descubierto es un término aceptable. Pues si le deja su pijama a ella, pues será exactamente al revés, parte de arriba cubierta y piernas desnudas. Siempre se puede compartir un pijama entre dos.
Esta gloriosa ropa de dormir es la única prenda en la que será posible considerar la combinación de cuadros tanto en la pieza superior como la inferior, lo cual es otra ventaja a favor del pijama, pues aún cuando las tendencias varían y es cuestión de gustos, la realidad es que a la mayoría le encantan los cuadros y será políticamente correcto, para algunos nunca son bastantes.
La máxima premisa, siempre tener un par como mínimo de pijamas para el uso diario o regular, y otro tal vez más elegante y con más apariencia o de mejor calidad para esas ocasiones especiales. Un pijama costoso nunca sobra y será siempre una buena inversión.
Buen Gusto Ante Todo
Por favor, el mal gusto tiene sus límites, nada de iniciales bordadas, esta neo cultura moderna no admite costumbres pasadas de moda propias de aristócratas rancios. En definitiva, el pijama es parte de una buena cultura, el uso del pijama es parte esencial de un estilo de vida fuera de paradigmas. Se acabaron los días o más bien las noches de dormir al desnudo desafiando el buen gusto.
Comenzar un nuevo día bien dispuesto a enfrentar nuevos retos con éxito solo se logra con el descanso al mejor estilo, un hombre que duerme en pijama es un caballero de este siglo, moderno y con un estilo único de distinción y sobre todo de buenos hábitos tanto en el día como en la noche.
Por eso, si accede a nuestra web El Búho Nocturno, podrá encontrar el pijama ideal, que más se ajuste a sus necesidades y gustos. ¡No lo dude, conózcanos!